1984

Hace algunas entradas dije que iba a hablar de 1984 de George Orwell. Pues allá vamos. Ha sido una lectura un poco accidentada puesto que a mitad tuve que abandonarla en favor de libros que me habían mandado en la facultad, y después vinieron los exámenes así que hace poco más de una semana que me lo he podido acabar y la verdad es que me ha gustado mucho. Es una lectura obligada, diría yo, de esos libros que pueden surgir como tema de conversación y si no te lo has leído sólo te queda decir "sí, el anuncio de Apple está muy bien".
Eso sí, es un libro pesimista de principio a fin, Orwell decía que el único ismo en el que se podía encuadrar era en el pesimismo, tal vez porque lo escribió al final de su vida, cuando ya estaba muy enfermo. Los paralelismos de la dictadura del Gran Hermano con la falsa democracia que hoy vivimos en Occidente son una constante. Es lo genial, a mi forma de ver, de la literatura de ciencia ficción, la capacidad de reflejar y hacer una crítica a nuestra sociedad desde el retrato de un mundo distinto. Algunos, como este libro, Un mundo feliz de Huxley o Fahrenheit 451 de Bradbury, convierten las sociedades de sus libros en la consecuencia lógica de éste. Otros, más sutiles pero no menos inteligentes, como se observa en toda la producción literaria de Robert Silverberg, hacen esa crítica planteando un universo arbitrario, que no tiene nada que ver con lo que conocemos.
En el caso particular de 1984 es interesante el estudio de su sistema de clases, las diferencias entre proletariado y la clases media y alta, ambas vinculadas e integradas en el partido único; la manipulación de los medios de comunicación, reelaborados a diario, incluso en sus anteriores ediciones, para que sus contenidos sirvan a los intereses del partido, y cómo algunos productos culturales son elaborados exclusivamente para el proletariado, medios que además tienen la capacidad de observar a sus receptores desde las propias pantallas; y la existencia de un supuesto contra sistema, supuesto porque es un sistema de control más integrado por el partido.
En fin, que está muy bien. Además la que me he leído es una edición de Penguin en v.o. que trae un práctico diccionario detrás para estudiantes de inglés que está muy bien.

Probablemente, el mejor trailer de un videojuego nunca visto

El tráiler del videojuego de zombies Dead Island ha dejado a todo el mundo boquiabierto, tanto por el alto detalle de las formas como por su calidad artística y su capacidad narrativa. Es un tráiler original y bien hecho, hasta el punto que emociona al que lo ve. La música se convierte también en un elemento muy importante. Si no me equivoco se dio a conocer el miércoles de esta semana y según me han contado la empresa creadora de Dead Island ha explicado que para hacer el tráiler ha contratado a una empresa externa, porque este tráiler ha puesto las expectativas del público muy muy altas. No dejéis pasar la ocasión de verlo. Aquí lo tenéis.

La Ley Sinde: sólo más de lo mismo

Ayer se aprobó la Ley Sinde y parece ser que en verano empezará a aplicarse. Han conseguido que PP y CiU les apoyen después de que en una primera votación se negasen por presión popular. Pero ya han pactado, ya han llegado a un acuerdo, ya la presión popular no vale una mierda. Les daba igual desde el principio. La gente, el contenido de la Ley, lo que conlleva... Eso no era lo importante, no era por lo que se metieron en política, no es por lo que cobran como diputados.
Ahora hay que dejar Megavideo y ver la tele. Una tele que hace muchos años que no responde a la voluntad de la sociedad. Una tele mediocre e infectada. ¿Hablamos de estadísticas? ¿No es España el país que más contenido audiovisual desgarga de Europa? Pues claro. Porque tenemos LA TELEVISIÓN EUROPEA QUE MÁS INCUMPLE LOS CÁNONES Y DIRECTRICES ECOLÓGICAS, aprobados, por cierto, por la propia y tan bien considerada Unión Europea. Esto quiere decir que es el país que más incumple los horarios infantiles, que menos diversidad de contenidos y fuentes aporta en su programación, que incumple la norma del máximo de accionariado que un empresario extranjero -pensad en Berlusconi, Telecinco y compañía- puede tener en un canal nacional, y un largo eccétera. A Belén Esteban la llaman la princesa del pueblo, pero la han coronado ellos, nosotros NO QUEREMOS ESA TELEVISIÓN DE MIERDA.

Por otro lado Alejandro Sanz denuncia que este sistema de libre intercambio de productos culturales al que nos hemos acostumbrado hace que entre en crisis, entre otros, el negocio discográfico, y que así los autores y músicos noveles pierden la oportunidad de dar a conocer su trabajo porque las discográficas, en crisis, no se quieren arriesgar con ellos. Efectivamente, Alejandro Sanz tiene razón, no se quieren arriesgar con ellos. Con Internet se derrumba el negocio, el negocio de los intermediarios. Pregúntale a los jóvenes Arctic Monkeys qué discográfica les hizo caso antes de que sus canciones recibiesen la aprobación y el entusiasmo del público en su MySpace. Después, de todas formas, se hincharon a vender discos, porque una cosa no quita a la otra. Pregúntale a Lily Allen. ¿Quieres un producto nacional? Pregúntale a Russian Red cómo llegó a cosechar su éxito sino fue por el boca-oreja de gente que llegaba a su música através de Internet o de Radio3 -de los escasos medios decentes que quedan en este país, por cierto-.
Súbditos, ciudadanos, masas, hordas asalvajadas, internautas y ahora delincuentes. ¿Vamos a ser lo que quieran que seamos? ¿Lo que quieran llamarnos? En el mundo islámico se vive una revolución, lo sabemos bien porque leemos los periódicos. América del Sur también en cierta forma, ahí tenemos a Evo Morales defendiendo por el mundo las propiedades de la hoja de coca, pese a que ello le haga encararse con la diplomacia internacional. ¿Qué hacen nuestros políticos por nosotros? Llamarnos delincuentes, aprobar cánones sobre CDs virgen o leyes Sinde. Eso cuando no cuidan que los intereses de Emilio Botín y amigos no se vean perjudicados, a base de medidas como la reducción del sueldo de los funcionarios, por ejemplo. Nos damos de bruces con un muro: la política occidental está obsoleta. ¿Hacemos algo al respecto?

Scott Pilgrim

No es que la literatura normal haya muerto para mí, en breve subiré algo sobre 1984, pero de momento es verdad que estoy leyendo mucho formato cómic. Hoy le toca a la serie de Scott Pilgrim, que está de plena actualidad con el tema de la peli.
Son seis tomos que cuentan la aventura sentimental de un joven canadiense, enamorado de una chica excéntrica -porque las historias de amor indie llevan siempre chicas raras-, que toca en un grupo muy malo y anda por ahí casi siempre de fiesta. La verdad es que en el grupo de amigos son todos o casi todos una generación nini absoluta porque ahí raro es el que da un palo al agua.
Scott deberá luchar contra la liga de los siete ex novios malvados de Ramona Flowers para poder salir con ella, y además sus propias ex novias complican también la relación.
Es entretenido y te ríes leyéndolo. La verdad es que no está mal para pasar el rato. Además es interesante cómo combina los dibujos estilo anime con la estética y las referencias a videojuegos.

La película, si no la habéis visto, os la recomiendo porque es muy divertida, aunque no es exactamente como el cómic. Lo malo es que Scott Pilgrim está interpretado por Michael Cera (Juno) y no da con el perfil de chulo creído que es Scott Pilgrim. Además, si la veis en versión original, comprobaréis que su voz es rarita, que para hacer de pringao como en Juno está bien pero para ésto no sé.

Jesse Quin, el cuarto miembro de Keane

Jesse Quin, bajista de Keane, deja el discreto segundo plano que le ofrecía el fodo del escenario para unirse al que es su grupo desde hace años. A partir de ahora tomará  parte en las entrevistas y fotos del grupo. Así lo contaban ellos mismos en su web.

Es el que no tiene los pies en el suelo.