sábado, 26 de noviembre de 2011

El propagandista experto, tal como el publicista experto, evita la apelación evidente a lo emocional y se afana por lograr un tono que sea consistente con la cualidad prosaica de la vida moderna: de muelle indiferencia. El propagandista tampoco hace circular información "intencionalmente prejuiciada". Sabe que las verdades a medias son instrumentos más efectivos de engaño que las mentiras. Así, intenta impresionar al público con estadísticas de crecimiento económico que obvian el año a partir del cual se hace el cálculo, con hechos precisos, aunque sin sentido, acerca del nivel de vida: en otras palabras, con datos brutos, sin interpretar, que invitan a la audiencia a extraer la conclusión ineludible de que las cosas están mejorando y que el régimen actual merece toda la confianza del pueblo, o, como contrapartida, que las cosas están empeorando a un ritmo tal que debería otorgarse al régimen facultades de emergencia para lidiar con la crisis. Valiéndose de detalles precisos para insinuar una imágen errónea del todo, se ha dicho que el propagandista diestro hace de la verdad la principal forma de falsedad.
Christopher Lasch, La cultura del narcisismo

2 comentarios:

  1. ¿Lo estás leyendo? ¿Qué tal es? El titulo es muy sugerente.

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  2. He leído sólo un par de capítulos sólo para un trabajo de la facultad pero no te voy a negar que me han entrado muchas ganas de buscar el libro y leérmelo entero. Está escrito en un lenguaje muy accesible para no iniciados en psicoanálisis, explicando los conceptos de cero. Otra cosa que me gusta es que es muy intertextual (creo que esa es la palabra), que recoge muchas citas de otros autores, pero también expone ejemplos prácticos con palabras de Nixon, Kennedy y cosas así. También cita varias veces a Warhol o hace referencias a la cultura popular. Me ha llamado la atención, la verdad.
    Este fragmento lo he puesto porque me ha recordado a cuando un político da un dato o una estadística y el del partido contrario es capaz de sacar otra opuesta e incompatible con la anterior. Muy tipo debate Rajoy-Rubalcaba.
    En fin, otra cosa es que seamos tan tontos como se creen que somos. = )

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